Ayer todo el mundo se reía de la elementa de PODEMOS que en un alarde de ingenio y talante, dijo que los ciudadanos decidirían si celebrar la Semana Santa sevillana. Al principio, repito, todo fueron chanzas y bromas sobre este particular, y la ignorancia de este sujeto.
El problema empieza a perder su gracia cuando gente a la que se le cree razonable (amigos míos inclusive), gastan energías en justificarlo y defenderlo, convirtiendo lo que debería ser una broma de mal gusto, o una estupidez propia de quien solo ha leído panfletos del 15M, en un asunto bastante más peliagudo. Lo que es un ejemplo de ignorancia, se convierte en la amenaza de un recorte de derechos fundamentales.