Por lo visto nos toca estar encerrados hasta mediados de mayo, y con madrileños, vascos y de otras comunidades (aunque no todos y ni siquiera la mayoría) escapando de madrugada, como desvela El País, para poner en peligro a los demás. Todo muy solidario, pero no deja de ser el fiel reflejo de un país que tiene como Presidente a Pedro Sánchez, de vicepresidente a Iglesias, y a una oposición que tampoco está a la altura. Con Sánchez, y su vocación dialogante que no se la cree ni él, Iglesias intentando aprovecharse para poner en práctica sus políticas populistas que le acerquen, aun más, al poder, y sembrando odio junto con VOX; y el PP, con los peores dirigentes en 40 años, a España le esperan momentos duros. No cabe duda que necesitaremos de todos, menos de Iglesias y Sánchez. Ellos deben irse.
Nadie podía hacer suponer a 1 de marzo lo que nos venía encima, aunque pagamos un Gobierno y expertos para ello pero, igual que no le sirve de excusa a este Gobierno, no puede servir para justificar a los votantes. Tenemos que reflexionar. A los políticos los votamos, no salen por generación espontánea, y hoy empezamos a darnos cuenta que, votar según que cosas y solo porque no ganen otros, en lugar de colocar a los mejores, sirve para encumbrar a los que asustan más. Con la peor clase política de nuestra historia para hacer frente a la peor crisis sanitaria, y no sé si económica, de los últimos 100 años ¿Qué podía salir mal?
Y es que no nos podemos permitir el lujo de creer a Sánchez más. Nos jugamos nuestra salud y nuestro futuro, y por ello, no podemos empeñar esto último en un Presidente mentiroso, inútil, mala persona y que solo tiene entre ceja y ceja el poder. No puede ser que tras haber demostrado ser incompetente como no hay dos, siga siendo a quien le corresponda tirar del carro. La salida serán elecciones, pero tampoco podemos convocarlas en cuanto levantemos el estado de alarma. Se necesita reflexión y desinfectarnos de este PSOE que recuerda al de sus peores épocas.
Sánchez debería dimitir. No le queda otra y ni pactos ni gaitas deben evitar que se le obligue asumir su responsabilidad por su negligencia. Los pactos serán necesarios, pero no pueden servir como el salvavidas de un Presidente criminal y sin escrúpulos que ha antepuesto todo, desde la vida de 15000 conciudadanos hasta el empleo de 20 millones, a su campaña electoral permanente. En política, dijeron, la responsabilidad se conjuga dimitiendo. Si por un perro y una enferma, tenían que dimitir ministros populares ¿Qué tendrán que hacer ellos por los 15.000 muertos y los 150.000 (hasta el momento) contagiados?
Este Gobierno debe, cuando acabe la crisis y el periodo de alarma, desparecer y que sean otros los que intenten sacarnos del pozo en el que un Gobierno de coalición comunista, sectario y criminal, nos ha metido.
Al resto de partidos, excepto PODEMOS y VOX, que solo les pido su desaparición, por el bien de la sociedad les exijo lealtad y cabeza. Lealtad para anteponer los españoles al sillón azul del Gobierno, y cabeza para adoptar las medidas necesarias (no las cosméticas) que nos permitan salir de esta lo mejor posible y cuanto antes. Para algunos será mucho pedir.
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